El etiquetado frontal de alimentos y bebidas se expande en la región y, esta vez, es el turno de México. ¿Qué piensan los consumidores locales de la nueva legislación y cómo modificará sus decisiones de compra?
Chile, Uruguay, Perú, Ecuador. Y ahora, México. Lento, pero a paso firme, avanza en la región el etiquetado frontal de alimentos y bebidas como una manera de empoderar a los consumidores y darles la información necesaria para que puedan tomar mejores decisiones respecto a su alimentación.
Así, en octubre de 2020, entrará en vigor la primera etapa de la nueva NOM 051, que impone el sistema de sellos negros octogonales en alimentos y bebidas no alcohólicas para identificar productos con alto contenido en calorías, azúcares, sodio, grasas saturadas y grasas trans. ¿El objetivo? Al igual que en el resto de los países, México busca dar batalla contra la obesidad. Según datos de la OMS, se trata del segundo país del mundo con mayor índice de sobrepeso.

Siguiendo la experiencia de Chile, la nueva legislación mexicana prevé, además, regular las imágenes que se presentan en el packaging. De esta manera, en el caso de productos para niños, aquellas marcas que tengan al menos un sello en la etiqueta no podrán usar ningún personaje o dibujo.
Si se trata de alimentos, el 80% dice que evitaría productos con alto contenido de azúcar y un 64%, las etiquetas que indican alto contenido en grasas saturadas.
¿Afectarán estas medidas los hábitos de compra de los mexicanos? Para encontrar una respuesta, Givaudan investigó, junto a MegaResearch y Mom´s insights, las percepciones de los consumidores entorno a la nueva legislación. Aquí te acercamos las principales conclusiones:
- Tanto el sondeo cualitativo, a través de Social Listening, como el cuantitativo revelan un alto grado de aceptación del nuevo sistema de etiquetado. Los consumidores sostienen que los sellos aportarán claridad y los ayudarán a tomar mejores decisiones. 8 de cada 10 está de acuerdo con que se implemente esta medida.
- En el caso de bebidas, el 81% declara que evitaría productos con alto contenido de azúcar y más del 60% no compraría aquellos que dicen “Contiene edulcorante. No recomendable en niños”.
- Si se trata de alimentos, el 80% dice que evitaría productos con alto contenido de azúcar y un 64%, las etiquetas que indican alto contenido en grasas saturadas.
- Estas barreras se incrementan cuando consideran la compra para otra persona. Por ejemplo, en el caso de las madres.
- Los jóvenes entre 18 y 25 años declaran una menor intención de compra para cualquiera de los sellos.
Todo parece indicar que la nueva normativa provocará cambios en los hábitos de consumo. De hecho, el 45% declara que reduciría el consumo y el 35%, que dejaría de consumir una bebida que contenga alguno de los sellos. Las cifras son similares cuando se trata de un alimento: 54% reduciría el consumo y el 34% dejaría de comprarlo.
Sin dudas, se avecinan grandes desafíos para la industria y las marcas necesitarán reinventarse para seguir conquistando a sus consumidores. Es, también, una oportunidad para innovar y desarrollar soluciones con gran sabor, reducidas en azúcar, sal y grasas, que aporten una experiencia sensorial superadora.